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     Los abonos orgánicos fermentados se obtienen de un proceso de descomposición aeróbica de residuos orgánicos por medio de poblaciones de microorganismos que existen en los propios residuos de cosechas, en condiciones controladas, que producen un material parcialmente estable de lenta descomposición, capaz de fertilizar a las plantas y al mismo tiempo nutrir al suelo. Las ventajas que presenta el proceso de elaboración del abono orgánico fermentado son [Restrepo, 2010]:





    No se forman gases tóxicos ni surgen malos olores debido a los controles que se realizan en cada etapa del proceso de la fermentación, evitándose cualquier inicio de putrefacción.
    El manejo del abono es muy sencillo al igual que su almacenamiento, transporte y disposición de los materiales para elaborarlo [se puede elaborar en pequeños o grandes volúmenes, de acuerdo con las condiciones económicas y las necesidades de cada productor].
    Se pueden elaborar en la mayoría de los ambientes y climas donde se realicen actividades agropecuarias.
    Se autorregulan agentes patógenos en el suelo, por medio de la inoculación biológica natural, principalmente de bacterias, actinomicetos, hongos y levaduras, entre otros.
    Se da la posibilidad de utilizar el producto final en los cultivos, en un período relativamente corto y a costos muy bajos.
    Al ser un abono producto de la fermentación aeróbica, el crecimiento de las plantas es estimulado por una serie de fitohormonas y fitorreguladores naturales que se activan a través del proceso.
    No exige inversiones económicas muy altas en obras de infraestructura rural, los diferentes materiales que se encuentran disponibles en las diversas zonas de trabajo, más la iniciativa de los agricultores, hace que se puedan generar varias formulaciones o recetas, haciéndolo más apropiado a cada actividad agropecuaria o condiciones de invernadero u otras.

    Por qué los abonos fermentados brindan una gran utilidad

    Los abonos fermentados aporta una gran cantidad de microorganismos: hongos, bacterias, actinomicetos, que brindan al suelo mejores condiciones de sanidad [Restrepo, 2010]. Debido a la gran cantidad de microorganismos que contiene, se presenta una intensa actividad biológica, lo cual se puede ver durante su elaboración, mediante el volteo diario [Ángel, R; 2004], cuando se presenta una alta velocidad de fermentación aeróbica. Si bien es cierto que los contenidos totales de macroelementos son bajos en comparación con los fertilizantes minerales, la relación entre los elementos es balanceada y puede ser modificada de acuerdo a las proporciones y los elementos que el agricultor utilice en la elaboración y la calidad del proceso realizado [Restropo, 2010], al respecto, se señala que las ventajas más importantes de este abono, es que a las dosis que se utilizan, suministran a la planta los microelementos en forma soluble y un micro ambiente de pH biológicamente favorable para la absorción radicular (pH 6,5 a 7,0).
    Otra ventaja la representa el hecho de que los microorganismos benéficos presentes en la fermentación compiten por micro espacios y energía con los microorganismos patógenos que hay en la zona radicular de la planta [De Luna, y Vázquez, 2009]. Una forma visible de evaluar la calidad de estos abonos orgánicos es medir su efecto sobre el crecimiento y producción de los cultivos [Bissala y Payne, 2006]. De esta forma, en relación con la producción y el empleo de los abonos fermentados, se ha encontrado un incremento en los rendimientos en el cultivo del pepino, así como mejoras del tamaño de los frutos cosechados [Quevedo y Rodríguez, 2002], mientras que en trabajos realizados en nutrición de habichuelas (Vicia faba), se pudo observar que, en correspondencia con los indicadores de crecimiento y desarrollo de las plantas, los abonos fermentados incrementan los valores de producción con respecto al compost, dado esto por la influencia del primero en la masa de los frutos por planta, lo que contribuyó al incremento de los rendimientos, reportando mayores ganancias [Rodríguez et al, 2005].

    Calidad biológica de los abonos fermentados

    Los bocashis son fermentaciónes aeróbicas, procesos biológicos llevados a cabo por microorganismos, por lo tanto, los factores que afecten la actividad microbiana tendrán incidencia directa sobre la transformación y calidad del abono. Los microorganismos, para reproducirse y crecer, deben degradar los residuos para transformar energía y sintetizar nuevo material celular. La obtención de energía puede ser por medio de la respiración y la fermentación.
    Los microorganismos presentes en el compostaje producen una serie de enzimas extracelulares como proteasas, amilasas, lipasas y otras que digieren los materiales insolubles, transformándolos en solubles y ser utilizados finalmente por estos como nutrimentos en su crecimiento. Las bacterias y hongos presentes se encargan de la fase mesófila, especialmente bacterias del género Bacillus sp, aunque existen también algunos Bacillus termófilos. El 10% de la descomposición es realizada por bacterias y del 15-30% es realizada por actinomicetos. Después de que los materiales puestos en la composición han desaparecido, los microorganismos predominantes son los actinomicetos, hongos y levaduras [Soto, 2003]. Los procesos de descomposición de los residuos están mediados por la actividad de los microorganismos [Boulter et al, 2000].
    La importancia de la composición e interacción de las poblaciones microbianas en el suelo es indiscutible. En gran medida, la fertilidad está controlada por las actividades biogeoquimicas de la microbiota que actúa como abastecedor potencial de nutrimentos para las plantas [Sivila de Cary y Angulo, 2006]. Los valores de colonias de bacterias y actinomicetos resultan ser mayores que los de hongos, posiblemente porque son microorganismos participantes de la nitrificación y amonificación necesarias para la biología del suelo, además la velocidad de reproducción de los hongos es mucho menor a la de las bacterias y actinomicetos [Atlas y Bartha, 2002].
    Con respecto a la abundancia de los actinomicetos estos están mas potenciales al finalizar el abono mas o menos a los 30 días y estos microorganismos tienen la capacidad de producir alrededor de 6000 tipos de antibióticos [Pérez et al, 2008], por lo que cabe destacar, la gran capacidad supresora de este tipo de abonos orgánicos por la presencia de actinomicetos contra algunos de los organismos patógenos de los cultivos más comunes [Gopalakrishnan et al, 2010], por lo que la aplicación de estos abonos orgánicos favorecería el control de enfermedades de los cultivos y la recuperación de los suelos.
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